miércoles, 4 de febrero de 2015

Un cuento de amor



„No puede ser que estemos aquí para no poder ser“ Julio Cortázar

Hay todo tipo de amores. Este que tú y yo tenemos es el más extraño de los muchos que yo conozco. No sé cómo es que todavía llamamos a esto amor, si hace muchos años no nos vemos ni hablamos. Tú vas por tu vida y yo por la mía. Nos comunicamos en silencio. Diría que de memoria. Se podría decir que nos queremos por costumbre. A cierta hora piensas en mí y a otra yo pienso en ti. El resto del tiempo nos dedicamos a nuestros quehaceres. Eso es todo. No es mucho, es más bien poco. Muy poco en realidad.

Este amor es como esa hoja que en el invierno todavía se aferra a una de las muchas ramas de un árbol y que no se decide a caer, porque piensa que sí cae, el árbol no podrá seguir viviendo. Es que tú y yo fuimos tan felices el uno con el otro es lo que el recuerdo nos dice cuando estamos decididos a dar el portazo final y salir de esa casa embrujada donde nuestro amor sobrevive a la distancia y al silencio que hay entre tu realidad y la mía.

Aunque no lo creas me asomo cada cierto tiempo al jardín a mirar nuestro árbol y cerciorarme de que todavía sigue la hoja esperando el milagro de una imposible primavera. En tus sueños y en los míos es posible que resista las tormentas del frío invierno. En sueños casi todo es posible, salvo la realidad.

Sueñas que te sueño y yo sueño que me sueñas. Esos sueños forman delgados hilos de tela de araña que enredan en nuestra memoria al olvido. El recuerdo del amor se devora cada cierto tiempo el olvido que ha ido creciendo entre tu vida y la mía.


Es único nuestro amor, porque sólo en sueños es realidad.

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