miércoles, 4 de marzo de 2020

No nos digamos mentiras


No nos digamos mentiras, no fue por cumplir con nuestro deber, ni porque teníamos compromisos anteriores y menos por ser valientes y dispuestos a todo por ser leales. No, lo nuestro no fue más, porque nos era más cómodo no seguir adelante, no arriesgar la monotonía que teníamos por lo desconocido, por un amor que quizá a mitad de camino ya no existiera. No fuimos para nada valientes ni leales, fuimos cobardes como la mayoría, como los millones que cumplen horarios, aportan a la seguridad, trabajan de ocho a cinco y en verano van al mismo sitio siempre. No fuimos capaces de creer en nuestro amor, en lo incierto, en lo desconocido...no fuimos capaces de ser nosotros mismos.

Ni tú ni yo hablaremos de nosotros con nadie más. Será nuestro secreto, nuestro recuerdo, nuestro olvido.

Cuando me miro al espejo miro a un tipo que se equivocó por no ser capaz de arriesgarse a ser feliz cuando la vida le dio la oportunidad.

No nos digamos mentiras, seguimos viviendo y a muchos les parece que somos felices, pero tú y yo nunca sabremos qué había más allá, donde el amor es rey, donde solo el deseo, el placer y la felicidad son el pan de cada día.
No importa, la vida continúa, continúa sin nosotros, sin amor o con otros amores y otros deberes...no importa. Cuando debimos ser, no fuimos.

He durado muchos años en aceptar y entender qué nos pasó y que dejamos que todo un universo, el nuestro, no fuera.

Pero a pesar de la realidad y la decepción, siempre siempre querré volver a despertar en ese día que por primera vez nos vimos.