domingo, 28 de octubre de 2018

No sé si es bueno o es malo eso de tener 63 años.

Es increíble que ya tenga 63 años. ¿Cómo puede ser que ya sea tan viejo? No sé si es bueno o es malo eso de tener 63 años.

También es sorprendente que acepte con tanta tranquilidad lo que el tiempo ha hecho conmigo: un viejo más. 


He leído, hablado, debatido y aprendido mucho, pero no estoy seguro de ser más sabio. Veo menos, me muevo menos. Hace tiempos que no bailo. Ya nunca corro. 


Me río igual. Pero a veces hay cierta amargura en la risa. Me gusta vivir, pero no sé si a la vida le interese eso mucho. 


Tengo menos temores y más certezas. No creo en pendejos ni descrestadores ni motivadores, ni nadie me puede echar cuentos chinos. Soy más tranquilo. Más aburrido, también.
Lo jarto de esta edad es que uno se vuelve invisible para muchos. 


He corrido con suerte y tengo una salud buena. Pero eso no quiere decir nada. Mañana todo puede cambiar en un instante. Y eso también es ser viejo. 


Lo bueno es que ahora procuro no hacer nada que no me gusta ni aceptar lo que sé que no está bien. 


No sufro porque le caiga bien o mal a las personas.
Hago lo que me gusta. Y eso antes casi nunca lo hice. Tampoco lo lamento porque tenía otros deberes y yo era otro. Era joven.


Me gusta caminar y cuando puedo nado. 


No pretendo nada diferente a vivir lo mejor posible y a opinar sobre lo divino y lo humano siempre. 


No me quejo de mi vida, ni de la pasada ni la presente. Hubo momentos buenos, regulares y horribles. Han podido ser mejores o peores. Pero es absurdo molestarse por ello. 


Hubo épocas en que me creí el dueño del mundo, pensaba que nada era imposible para mí; también tuve mañanas en que no quise despertarme nunca más. Tengo heridas que ya sanaron, pero a veces duelen, que nunca superaré. 


Amé y me amaron. Luego, fui feliz y di felicidad y sufrí e hice sufrir.


Conozco la felicidad, la tristeza, el dolor, la pérdida, el triunfo, la derrota, la abundancia y la escasez, la soledad y la compañía. 


He conocido a todo tipo de personas. Me es fácil hacer amigos, pero siempre he preferido la distancia con los demás. 


Hay personas que me aman sin condiciones, otras que me quieren de verdad, algunas que me estiman y aprecian. No puedo querer más. Aunque claro que quiero más, así soy. 


Hoy tengo 63 años y me parece muy bien. Estar vivo siempre es la posibilidad de que a la vuelta de la esquina se encuentre uno con el sueño de la vida. 


Y si algo detesto, son los pendejos que dicen que uno no es viejo por la edad, sino por como se siente.


Yo espero que hasta ahora sólo lleve el 63% de mi vida vivido. 


Si tener 63 años es bueno o malo, no lo sé.