martes, 9 de junio de 2020

El amor amor

No habrá otra larga caminada a orillas del Guadalquivir, ni volveremos a comer fish and chips en un kiosco en Londres bajo la lluvia, ni correremos y bailaremos en otra noche de verano en París, no nadaremos como tantas veces hicimos en una isla perdida del Caribe, no nos esconderemos a besarnos una y otra vez en las calles de la Medina de Marrakech como ese lejano día de nuestro amor, no nos tomaremos de la mano debajo de la mesa en esas largas charlas con los amigos mientras mirábamos atardecer a orillas del Báltico, ni nos reiremos de nuevo al oír por sorpresa esa canción que tanto nos gustó en el bullicio de Manhattan o ese verso que te escribí que le oímos a un joven cuando se lo susurraba al oído a su amiga en un bar de Bilbao. 

Tú y yo no volveremos.

Pero no habrá tiempo, distancia o silencio que haga posible que yo te deje de soñar pues fuiste el momento de mi vida, el amor que se da sin esperar nada a cambio.

viernes, 5 de junio de 2020

La mirada de ella

¿Será
que en la mirada
de ella -quizá
no ha dejado de soñar conmigo-
aún me habla de amor,
me vuelve inmortal?

jueves, 4 de junio de 2020

Tú que me conoces

Conoces mis noches,
mi hora de dejar que las cosas pasen,
mi risa que se pierde por la casa,
mi repentino deseo de bailar,
mis mejores días,
mis momentos de silencio,
mis largas caminadas,
mi manera de doblar las camisas,
mi predilección por el azul,
mi debilidad por el chocolate,
mis ganas de no dormir,
mi deseo de otro beso y uno más.
Conoces
cada recoveco de mi vida,
mis sueños más privados,
mis amores,
mi devoción por la duda,
mi admiración por los imposibles,
mi manera de nadar,
mis libros que leo una y otra vez,
mi fascinación por la música clásica,
mi gusto por caminar descalzo,
mi manera de arruncharme junto a ti,
mi amor por ti.
Conoces casi todo de mí
salvo que te esperaba
desde muchas vidas antes
de que empezaras
a ser el sueño de mi vida.

miércoles, 3 de junio de 2020

El día que te mira

 
El día que ella te mira y sabes sin razón alguna aparente que con ella puedes ser vulnerable, dejar que tu ternura la envuelva, sentirte triste y encontrar refugio entre sus brazos, ser como eres, no el príncipe azul, sino el mortal poeta que la adora, entonces la tomas de la mano y le devuelves esa misma mirada y ves en sus ojos que ella también siente que puede ser vulnerable, tierna y sentirse triste.
Ese día la has encontrado, te han encontrado.