lunes, 2 de febrero de 2015

El sol del invierno





Veo a través de la ventana el sol del invierno tratando de animarme a seguir, o soy yo el que lo anima con mi insistente mirada a que siga, a que no me deje en la oscuridad. En días como hoy, me doy una tregua y procuro no pensar, no dejar que ninguna emoción me absorba, que ningún sentimiento se meta en mi mente y que ni una idea se quede en mí por más de un minuto. Trato de soltarme, de dejarme ir hacia un lugar que no tiene nombre, que no tiene dirección y que nadie puede encontrar. 

Pensar me cansa, me quita las ganas de vivir. Pero siempre pienso. No recuerdo algún momento de mi vida en que no haya estado pensando. Aún dormido pienso. De otra manera caótica, pero pensamiento al fin.

Hay tanto invierno esperando mi llegada. Tengo pocas ganas de abrir la puerta que me lleve a ese destino del que nunca se regresa. No quiero ser invierno para siempre. Si soy sincero tampoco quise ser primavera, verano u otoño. Lo que no me gusta de mi vida es que no creo haber decidido nunca los pasos de la vida, sino que me eran impuestos por una fuerza mayor a mí. Ya había una fuerza, quizá la de la vida, que al despertarme me tenía un día determinado de antemano y al que yo tenía que entrar lo quisiera o no.

Sigo mirando el cielo azul, los rayos de sol que se prenden a las cosas y las iluminan. Les dan vida. La vida parece que es la luz. Las cosas, los animales y las personas necesitamos que el sol nos acaricie, que nos llene de calor, de vida, de fuerza, de ganas de vivir.

El invierno no es otra cosa que la ausencia de luz. La última etapa en el camino hacia la oscuridad. No la oscuridad de la noche, sino la oscuridad de la nada.


Veo a través de mis recuerdos la vida que cada vez recuerdo menos. Todo y todos se borran. Son menos precisos. No sé si los estoy inventando o sucedieron. Nada parece cierto. Sólo posible. Estoy quieto y miro como el sol lucha contra la tarde para que yo siga viendo y viviendo. Los dos sabemos que nadie ni nada va a cambiar. Sabemos que esta es la despedida. Es inútil pensar o no pensar, la vida sucederá de todos modos. 

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