viernes, 13 de febrero de 2015

Cena con Laura


Laura me invita a cenar al restaurante tailandés de la Agustinerstrasse. Nos gusta en especial por su arroz con vegetales y carnes. Es una delicia. No hay otro igual en esta parte del Rin. El sitio siempre está lleno de gente. En gran parte jóvenes. Cada vez más soy consciente de que ya no soy joven, de que la vida me está despidiendo de ella y que no tengo ni dos de ganas de esa despedida. Pero el tiempo hace su selección. Ya veré qué pasa y cuándo. Mientras tanto disfruto cada momento de vida, de risa, de charla, de baile, de aire puro y de sueños. Quien vive no está muerto.

-El amor sólo es amor si es de dos. Si los dos lo sienten y lo viven. Si sólo uno de los dos lo siente, no es amor. Es, más bien, desamor.- me dice mientras comemos. - El amor de uno solo es sólo dolor, tristeza. Que es todo lo contrario al amor, que debe ser alegría, felicidad y ganas de vivir, de disfrutar el instante, de ser el otro y con el otro.-
Es cierto. Este amor que aún me queda por la otra, por la que un día me dejó, porque se sentía culpable ya no es amor, es tristeza de lo perdido, nostalgia del pasado, es el duelo casi eterno que es saber que el otro a muerto para uno, aunque siga tan vivo por la vida. 

Me viene a la memoria la frase de Anatole France "Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía; porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos: debemos morir una vida para entrar en otra."


-No te vayas detrás de su recuerdo- me dice Laura mientras me sonríe con esa ternura y complicidad que nos hace inseparables. -Si no puedes, no importa. Vive tu ahora, el instante. Disfruta de lo que te da la vida, que es mucho.-

Le sonrío, y le doy gracias a la vida por tener una amada que me acepta tal como soy. Y no es por nada, pero ejerzo con cierto éxito todos los defectos que puede poseer una persona sin ser tildado de anormal. Con el tiempo, he entendido que la lucha contra la realidad está perdida, que lo que hay que hacer es dejar que la vida llueva sobre uno y que ojalá aflore  lo bueno que hay en nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario