sábado, 16 de febrero de 2013

Ted Hughes, un poeta inglés.













"Lo que en verdad queda de mí 
es justamente eso: mi ausencia".

Ted Hughes



"Most writers of verse have several different personalities. The ideal is to find a style or a method that includes them all."


"What happens in the heart simply happens."





Bride and Groom Lie Hidden for Three Days 

"She gives him his eyes, she found them
Among some rubble, among some beetles

He gives her her skin
He just seemed to pull it down out of the air and lay it over her
She weeps with fearfulness and astonishment

She has found his hands for him, and fitted them freshly at the wrists
They are amazed at themselves, they go feeling all over her

He has assembled her spine, he cleaned each piece carefully
And sets them in perfect order
A superhuman puzzle but he is inspired
She leans back twisting this way and that, using it and laughing
Incredulous

Now she has brought his feet, she is connecting them
So that his whole body lights up

And he has fashioned her new hips
With all fittings complete and with newly wound coils, all shiningly oiled
He is polishing every part, he himself can hardly believe it

They keep taking each other to the sun, they find they can easily
To test each new thing at each new step

And now she smoothes over him the plates of his skull
So that the joints are invisible

And now he connects her throat, her breasts and the pit of her stomach
With a single wire

She gives him his teeth, tying the the roots to the centrepin of his body

He sets the little circlets on her fingertips

She stiches his body here and there with steely purple silk

He oils the delicate cogs of her mouth

She inlays with deep cut scrolls the nape of his neck

He sinks into place the inside of her thighs

So, gasping with joy, with cries of wonderment
Like two gods of mud
Sprawling in the dirt, but with infinite care
They bring each other to perfection."

Ted Hughes




Lovesong

"He loved her and she loved him
His kisses sucked out her whole past and future or tried to
He had no other appetite
She bit him she gnawed him she sucked
She wanted him complete inside her
Safe and Sure forever and ever
Their little cries fluttered into the curtains

Her eyes wanted nothing to get away
Her looks nailed down his hands his wrists his elbows
He gripped her hard so that life
Should not drag her from that moment
He wanted all future to cease
He wanted to topple with his arms round her
Or everlasting or whatever there was
Her embrace was an immense press
To print him into her bones
His smiles were the garrets of a fairy place
Where the real world would never come
Her smiles were spider bites
So he would lie still till she felt hungry
His word were occupying armies
Her laughs were an assasin's attempts
His looks were bullets daggers of revenge
Her glances were ghosts in the corner with horrible secrets
His whispers were whips and jackboots
Her kisses were lawyers steadily writing
His caresses were the last hooks of a castaway 
Her love-tricks were the grinding of locks
And their deep cries crawled over the floors
Like an animal dragging a great trap
His promises were the surgeon's gag
Her promises took the top off his skull
She would get a brooch made of it
His vows pulled out all her sinews 
He showed her how to make a love-knot
At the back of her secret drawer
Their screams stuck in the wall
Their heads fell apart into sleep like the two halves
Of a lopped melon, but love is hard to stop

In their entwined sleep they exchanged arms and legs
In their dreams their brains took each other hostage

In the morning they wore each other's face"

Ted Hughes




En 1951, Hughes estudió Inglés inicialmente en el Colegio Pembroke bajo M. J. C. Hodhart, una autoridad en la métrica de baladas. Hughes se sintió alentado y apoyado por la supervisión de Hodhart, pero asistió a pocas lecciones y no escribió más poesía en ese entonces, sintiéndose almidonado por la academia literaria y el "terrible, sofocante, maternal pulpo" de la tradición literaria.8 13 Escribió: "podría decir que tenía tanto talento para el estilo de Leavis de desmantelar los textos como cualquier otro, e incluso tenía una inclinación especial para ello, cercana a una veta sádica en eso, pero me parecía que no solo era un juego tonto, sino profundamente autodestructivo."8 En su tercer año se cambió a antropología y arqueología, ambos de las cuales referiría en su poesía. No destacó como escolar.14 15 Su primera poesía publicada apareció en Chequer.14 Un poema denominado "Los niñitos y las estaciones", escrito en esta época, fue publicado en Granta, bajo el pseudónimo de Daniel Hearing.16
Después de la universidad, viviendo en Londres y Cambridge, Hughes continuó teniendo muchos y variados trabajos, incluso como jardinero de rosas, vigilante nocturno y lector para la compañía británica de películas J. Arthur Rank. También trabajó en un zoológico local, un puesto que le ofrecía innumerables oportunidades de observar animales en espacios estrechos.14 El 26 de febrero de 1956, Hughes y sus amigos hicieron una fiesta para lanzar St. Botolph's Review, que duró un solo número. En él Hughes tenía cuatro poemas. En la fiesta el conoció a la poetisa americana Sylvia Plath, que estaba estudiando en Cambridge a través de una beca Fulbright. Ella ya había publicado extensamente, habiendo ganado varios premios, y había venido especialmente para contactar a Hughes y su compañero poeta Lucas Myers. Hubo una gran atracción mutua pero ellos no volvieron a verse hasta un mes después, cuando Plath estaba pasando por Londres, camino a París. Ella lo visitó de nuevo a su vuelta, tres semanas después. Hughes y Plath salían juntos y luego se casaron en St George the Martyr Holborn, el 16 de junio de 1956, cuatro meses después de que se vieron por primera vez. La fecha, Bloomsday fue intencionalmente elegida en honor a James Joyce.8 La madre de Plath fue la única invitada a la boda y los acompañó también en la luna de miel a Benidorm en la costa de España.17 Los biógrafos de Hughes describen que Plath no le mencionó su historia de depresiones y suicidios hasta mucho después.8 Reflejándolo posteriormente en Cartas de cumpleaños, Hughes comentó que tempranamente el pudo ver abismos de diferencias entre si mismo y Plath, pero que en los primeros años de su matrimonio ambos se sintieron felices y apoyados, ávidamente sumergidos en sus carreras de escritores.17 A la vuelta a Cambridge, ellos vivieron en 55 Eltisley Avenue. Ese año ambos tuvieron poemas publicados en The Nation, Poesía y The Atlantic.18 Plath tipeó los manuscritos de Hughes para su colección Halcón en la lluvia que llegó a ganar una competencia de poesía organizada por el centro de poesía de la Young Men's and Young Women's Hebrew Association de Nueva York.17 El primer premio consistía en la publicación por Harper y Hughes se granjeó un amplio aplauso de la crítica con el lanzamiento del libro en septiembre de 1957, ganando el Premio Somerset Maugham. El trabajo prefería muy afectados troqueos y espondeos, reminiscencias del Inglés de medioevo sobre los gentiles sonidos latinizados; un estilo que el usó a través de toda su carrera.8
La pareja se trasladó a Estados Unidos de modo que Plath pudiese ocupar una posición docente en su alma mater, Smith College; durante este tiempo Hughes enseñó en la Universidad de Massachusetts, Amherst. En 1958 ellos conocieron a Leonard Baskin quien más tarde ilustraría muchos de los libros de Hughes, incluyendo Cuervo.17 La pareja retornó a Inglaterra, quedándose un breve tiempo en Heptonstall y luego hallando un pequeño departamento en Primrose Hill, Londres. Ambos estaban escribiendo, Hughes trabajando en programas para la BBC así como produciendo ensayos, artículos, críticas y conversaciones.19 Durante este período el escribió los poemas que serían publicados en Wodwo (1967) y Recklings (1966). En marzo de 1960 salió Lupercal y ganó el Premio Hawthornden. El encontró que estaba siendo rotulado como el poeta de lo salvaje, escribiendo solo sobre animales.8 Comenzó a explorar seriamente sobre el mito y las prácticas esotéricas dentro del shamanismo, Budismo y la alquimia, percibiendo que tal imaginación podría curar bisecciones dualísticas en la psiquis humana y que la poesía era el lenguaje de trabajo.8
Hughes y Plath tuvieron dos hijos, Frieda Rebecca (1960) y Nicholas Farrar (1962) y en 1961, compró la casa de Court Green, en North Tawton, Devon. En el verano de 1962 Hughes comenzó una relación con Assia Wevill quien había subarrendado el departamento de Primrose Hill con su marido. Bajo la nube de su affair, Hughes y Plath se separaron en el otoño de 1962 y ella reinició su vida en un nuevo piso con los niños.

Tomado de Wikipedia


Ted Hughes (Yorkshire, 1930-Devon, 1998) poseía una cualidad animal, una intensidad callada que atraía las miradas. Era un poeta y un hombre de una ferocidad misteriosa y primitiva, que entroncaba con su obsesión por la naturaleza. Todos querían estar cerca de él, pero casi todos se sintieron alguna vez abandonados por él. Un niño que se crió pegado a su hermano mayor, que le enseñó a cazar, pescar y vivir entre animales; un joven que memorizaba palabra por palabra a Shakespeare y un marido fatalmente marcado por la tragedia. Cuando su primera mujer, la poetisa estadounidense Sylvia Plath, se suicidó en 1963, Ted Hughes escribió a su suegra: "No quiero que se me perdone jamás. Si existe la eternidad, estoy condenado a ella". Siete años después, cuando su segunda mujer, Assia Wevill, también se quitó la vida junto a la hija de ambos, Shura, el poeta enmudeció. Años más tarde se sabría que comparó aquel dolor con enormes puertas de hierro que golpeaban sin tregua su pecho.

La tragedia aplastó la figura pública de un poeta gigante y su obstinado silencio no contribuyó a mejorarla. Pero Hughes nunca dejó de hablar, lo hizo a través de lo único que de verdad entendía: la poesía y sus enigmas. Dos nuevos libros del poeta se publican ahora en España: El azor en el páramo, antología editada por Bartleby, y Gaudete, uno de sus textos más singulares que rescata Lumen (editorial que en 2004 publicó su obra póstuma Cartas de cumpleaños). En ambos asoma el genio de alguien que se consideraba un chamán en busca de un hombre y una naturaleza perdidos. "Escribir es igual que cazar", solía decir, "y el poema no deja de ser un animal, una forma de vida ajena".
Durante años Hughes fue un poeta atacado y rechazado (sobre todo en Estados Unidos) y ese "vacío" se ha dejado sentir en España, donde su extensa bibliografía ha llegado con cuentagotas. "Librerías, bibliotecas y editoriales de todo el mundo rechazaban sus libros. Algunas universidades se negaron a incluirlo en sus planes de estudio o en sus ciclos de lecturas", apunta Xoán Abeleira, traductor y prologuista del volumen de Bartleby, que también apunta la enorme dificultad que entraña traducir su poesía: "Hughes fue un escritor realmente portentoso e innovador en todos los campos: semántico, sintáctico y metafórico. Y, como Plath, un poeta dotado de una imaginación vigorosísima. Por eso, en su caso las dificultades propias de cualquier traducción se multiplican. Además, sintácticamente, emplea mucho las elipsis, rompe la lógica gramatical, para crear otras clases de ritmos, y juega con los dobles sentidos de las frases, de los versos. Su obra es tan rica que casi cada poema plantea varios problemas, y las soluciones que sirven para un texto no valen para otro".
Desde la publicación, en 2007, de su correspondencia (aún inédita en España), la figura de Hughes se ha ido reconstruyendo. Además, el ensayo de Janet Malcolm La mujer en silencio (Gedisa, 2003) también obliga a revisar la responsabilidad de Hughes en el fatal desenlace de la autora de Ariel. "No sólo tenemos mucha más información privada que antes era desconocida sino que sabemos la enorme presión que supuso para él mantener un digno silencio", asegura Christopher Reid, amigo, editor de la correspondencia y uno de los grandes expertos en su legado. Reid recuerda el brutal impacto que el poeta provocaba en quienes le conocían: "Más allá de lo evidente, su físico, Ted poseía una cualidad que le hacía enormemente atractivo, hipnótico incluso, y era su capacidad de atención cuando mantenía una conversación con alguien. Él escuchaba y hablaba como si su interlocutor fuera la única persona en el mundo. Se entregaba de una manera tan rotunda e intensa que todos los que le trataban se quedaban sorprendidos y fascinados con él. Aquello tenía que ver con su generosidad de espíritu, pero también con una manera muy particular de evadir esos juegos de miradas de las reuniones sociales que él rechazaba". "Las mujeres lo adoraban y los hombres lo envidiaban. Tanto las unas como los otros temblaban en su presencia", escribe Xoán Abeleira. Lo que parece evidente es que la poderosa personalidad de Hughes creó, al menos en sus dos mujeres suicidas, una fatal dependencia que derivó en celos, depresión y un insoportable vacío. Pese a todo, él siempre pensó que el final de Plath estaba escrito. Sobre el desenlace de su segunda mujer fue menos autoindulgente. Condenarle durante décadas como único culpable fue sólo una cruel osadía histórica.
Hughes creía en lo sobrenatural y quizá por eso la realidad se le fue de las manos. Él y Plath solían utilizar una tabla güija y él siempre llevaba un tarot. Reid cree que se trata de una afición fundamental para comprenderle con la que él nunca logró empatizar. Abeleira, sin embargo, afirma: "Hughes y Plath creían que un creador es una suerte de médium y de ahí su interés por el tarot, la astrología, el espiritismo y lo demás: también la psicología freudiana y junguiana. Para ellos la poesía era, como el arte, cuestión de fe".


Tomado de El País

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