Yo
no busqué el amor ni sus angustias. Sólo quería ser el niño que
amaba las bicicletas y que cuando estaba triste encontraba en las
caricias y las palabras de mamá el refugio perfecto para los miedos.
El amor me arrancó de esa eternidad y me convirtió en ese que hoy soy:
el mejor compañero de la tristeza y de la soledad.
He
perdido la felicidad que era mía. Ya no hay dicha en la vida ni en
los sueños. Estoy, pero como si no estuviera. Estoy, pero no soy.
Yo
no busquéel amor ni sus tristezas. Pero ellas llegaron a mí; me
llevaron a vivir con ellas y me amaron como nadie me ha amado en este
mundo.
Yo
no busqué el amor, pero sé de él todos sus dolores, soledades y
tristezas.
Y, sin embargo, volvería a repetir uno a uno todos los amores que tuve, porque son lo mejor que me ha pasado.
Y, sin embargo, volvería a repetir uno a uno todos los amores que tuve, porque son lo mejor que me ha pasado.
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