"
Después de todo
la muerte es sólo un síntoma
de que hubo vida."
la muerte es sólo un síntoma
de que hubo vida."
Mario Benedetti
La
salvación no existe. Quien nace está condenado a sufrir. A morir.
A esperar sin poder evitarlo su propio fin. Y es el fin lo que lo
horroriza y también es el que ese fin no llegue lo que lo llena de
miedos y angustias.
Todos queremos que alguien, mejor que nosotros, que no sienta como nosotros, que de una manera inexplicable no sea un cuerpo aterrorizado por el miedo, nos salve de esta vida que no entendemos.
La vida no tiene explicación. La vida no tiene sentido. La vida no tiene misericordia. La vida no tiene remedio. Y la vida es lo que nos mata cada día y a cada instante. Estamos solos y queremos creer que esa soledad nos salvará de no tener salvación.
Todos queremos que alguien, mejor que nosotros, que no sienta como nosotros, que de una manera inexplicable no sea un cuerpo aterrorizado por el miedo, nos salve de esta vida que no entendemos.
La vida no tiene explicación. La vida no tiene sentido. La vida no tiene misericordia. La vida no tiene remedio. Y la vida es lo que nos mata cada día y a cada instante. Estamos solos y queremos creer que esa soledad nos salvará de no tener salvación.
La felicidad es un
invento del hombre como todo lo que existe. Lo hemos inventado todo:
hasta nuestra muerte. Somos el único dios que existe. Un dios
atormentado, asustado, horrorizado de su creación. La felicidad no
existe.
Pero existe la belleza, la idea de que en el otro hay algo que nos salvará. Por eso amé a las mujeres: las más bellas, las más inteligentes, las más difíciles y las más inesperadas. La razón de mi vida y de mi muerte.
Pero existe la belleza, la idea de que en el otro hay algo que nos salvará. Por eso amé a las mujeres: las más bellas, las más inteligentes, las más difíciles y las más inesperadas. La razón de mi vida y de mi muerte.
De
las muchas cosas inaceptables que nos suceden, la más inaceptable
siempre será la muerte.
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