Después
de tanto tiempo en busca del amor, de tanta risa dejada en la mirada
de ella, de la alegría desperdiciada a raudales en sueños
pasajeros, de tantos días y noches de baile, de tanto nadar por los
mares de este mundo, de tanto desandar las caminos de pueblos perdidos
y de caminar las calles de muchas ciudades que tanto quise, de tanta generosidad recibida
de gente que no esperaba nada a cambio, del amor que llegó un día y se quedó a vivir en mí para siempre, de leer todo escrito que se
atravesó por mi camino y de escribir poemas en el cuerpo de una enamorada, de
quedarme a soñar en los sueños de una extranjera, de sentir la mano
tierna de una mujer que nunca me ha dejado en los días difíciles,
de besar y ser besado por el placer de ser uno en una lejana noche de
verano en Deauville, de dejar mi vida en la vida de las personas que
me han amado, de saber que nada es para siempre, ni siquiera la
eternidad, sólo sé que me he hecho viejo de tanto vivir.
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