domingo, 2 de noviembre de 2014

Alemania, veinticinco años después de la caída del Muro






„Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.“
Rosa Luxemburgo



El actual presidente de Alemania, Joachim Gauck, un político disfrazado de pastor, que le gusta escenificarse como víctima del sistema totalitario de la RDA, ha hecho unos comentarios que no corresponden a su cargo, aunque como ciudadano tiene derecho a pensar lo que quiera, en contra de la posible conformación de un gobierno del Land de Turingia por una coalición encabezada por los Linke, izquierda, los socialistas y los verdes.
Todavía se alimenta el miedo a los socialistas, arma ideológica predilecta del capitalismo, los „buenos“.

Después de veinte años de la reunificación alemana,de la caída del Muro, percibo un país que mira su historia aún con los ojos de los „vencedores“ de la guerra fría (la República Federal Alemana). Más que la verdad lo que se lee y se percibe en la política actual y en los medios es el cobro de cuentas a los „vencidos“ (República Democrática Alemana). Más que la historia de Alemania se describe la „historia oficial“ que pretende mostrar un capitalismo de la libertad y la democracia y un socialismo de la dictadura y la opresión. El único hecho irrefutable es que el capitalismo como sistema económico fue superior al socialismo. Pero las demás suposiciones son por ahora sólo eso suposiciones.

La realidad de la RDA fue más compleja y paradójica que sólo el lugar común de la dictadura totalitaria. En ésta las mujeres tenían los mismos derechos y deberes que los hombres, todo el mundo trabajaba, existía una seguridad social excelente, un cubrimiento educativo de todas las edades, cosas que no existían en la RFA, o no en esa medida. La mayoría de la gente de la RDA creía en el socialismo, soñaba un mundo mejor y, sobre todo, no eran seres grises y subyugados, sino que disfrutaban de la vida y que buscaban como todos ser felices.

Es innegable que la RDA era una dictadura, la dictadura del proletariado, de hecho la dictadura del aparato estatal. Una dictadura que abusó y violó sus propias leyes y cometió injusticias con sus ciudadanos.

De cuando en cuando se alimenta la leyenda negra de que la RDA era antisemita. La realidad era que parte del aparato del partido era de origen judío. Entre ellos el más famoso Markus Wolf, jefe de los servicios secretos. Gregor Gysi, el actual líder de los Linke, es judío.
Una considerable parte de la población judía había regresado del exilio a la zona de ocupación soviética, porque guardaban la esperanza de poder realizar su ideología comunista, encontrándose entre estas personas algunos de los personajes más relevantes del espectro político, científico o cultural de la RDA: Albert Norden, Hermann Axen, como miembros del partido y del gobierno, Eisler Gerhard, Gerhard Leo como los principales periodistas, Rappoport Mitja y Wollenberger Albert como científico, Ernst Bloch, Zweig Arnold, Anna Seghers, Stefan Heym, Victor Walter, Walter Felsenstein, Weigel Helene, como artistas y filósofos.

Se habla sólo de la persecución de la oposición al régimen, pero se calla la prohibición del partido comunista de la RFA (En USA jamás ha sido prohibido el partido comunista). Los miembros de este partido fueron perseguidos, espiados, metidos en la cárcel, se les prohibía el acceso a puestos públicos y se les aislaba socialmente. Más de 150.000 personas sufrieron en la RFA este tipo de persecución.

Los sistemas de seguridad del estado de la RFA también espiaban a los funcionarios y a los ciudadanos que podían ser potenciales enemigos del sistema.
Pensar que las injusticias sólo sucedieron en la RDA es propaganda residual de la guerra fría.

Hoy existe una Alemania unificada, pero las heridas de la guerra fría no han sanado. Quizá la próximas generaciones libres de resentimientos y prejuicios políticos puedan escribir una historia más acorde a la realidad. 

“Sin duda como sistema económico el socialismo en competencia con la economía de mercado fracasó. Pero como utopía, como suma de los ideales humanistas de justicia social, solidaridad, libertad para los oprimidos, ayuda para los débiles es imperecedero.”
Marion condesa Dönhoff
Editora y directora del semanario Die Zeit




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