En
tardes como hoy, mi soledad y yo nos sentamos a leer un libro o
salimos a caminar. Más tarde vemos televisión o comemos algo ligero
en el balcón, si aún sale el sol y no hace frío. Se podría decir
que somos una pareja. No tenemos peleas ni nos agarramos de las
mechas. No hay miradas de reproche ni indirectas. La soledad no se
molesta nunca conmigo, tampoco dice nada. Es callada, muy callada.
En tardes como éstas es la única que me hace compañía. Entenderás
que ella sólo está conmigo, porque tú no estás. Así que solo, lo
que se dice solo, sí estoy.
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