Pasan el instante, el momento, el día, las horas, el tiempo, pasa todo y
de todo, pasan la primavera, el verano, el otoño y el invierno, una y
otra vez pasan las estaciones, pasan la niñez, la juventud, la
madurez y la vejez, pasan los tiempos buenos y los malos, pasan las
tormentas, las desgracias, las tristezas, los fracasos, las
soledades, las decepciones y las recepciones, pasan las ilusiones,
los sueños, los amores, los desamores, las enfermedades, las
alegrías, los éxitos, la gloria, la fama, el olvido, pasan las
personas, los buenos, los malos, los indiferentes, los gordos, los
flacos, las feas y las bonitas, las inolvidables, las amadas, las
detestadas, las desdentadas, las malhumoradas, las maravillosas,
pasan y pasan, pasa la vida por encima de uno y no se puede evitar
nada de lo que pasa o no pasa.
Pasa, en fin, el tiempo que nos es dado y un día llega el temido instante en que ya no podemos echar atrás o cerrar los ojos o despertarnos, porque estamos desnudos sin nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestros temores, temblando de miedo frente a la cruda e inexorable realidad.
Ha llegado el momento de la verdad, de lo único cierto de nuestra vida, que nos hemos vuelto a enamorar. Y eso es lo que me pasa cuando me ves sonriendo a pesar de todo lo que pasa en la vida
Pasa, en fin, el tiempo que nos es dado y un día llega el temido instante en que ya no podemos echar atrás o cerrar los ojos o despertarnos, porque estamos desnudos sin nuestros sueños, nuestras esperanzas y nuestros temores, temblando de miedo frente a la cruda e inexorable realidad.
Ha llegado el momento de la verdad, de lo único cierto de nuestra vida, que nos hemos vuelto a enamorar. Y eso es lo que me pasa cuando me ves sonriendo a pesar de todo lo que pasa en la vida
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