Cuando
los partidos políticos españoles se niegan a dialogar entre sí
muestran que sus dirigentes no han entendido qué es
democracia y cuál es el mandato que les dieron los electores.
La
democracia funciona a través del diálogo y, sobre todo, los
partidos no están para imponer sus ideas sino para negociar con los
otros partidos los puntos más relevantes de sus programas.
El
mandato que les dieron los electores españoles a los partidos es el
de que ya no quieren la arrogancia del bipartidismo, sino un cambio
hacia una política del pacto, de un cambio hacia nuevas formas de
hacer política, más social y sin corrupción.
No
quieren a los viejos políticos sinvergüenzas, sino caras nuevas y
diferentes. Pero no quieren un cambio radical, sino uno negociado,
sereno y pactado entre todos.
Un
político sensato e inteligente, aunque puede creer que sus ideas son
mejores que las de los demás, entendiende al mismo tiempo que si
sus ideas no tienen los suficientes votos de respaldo hay que
negociar, porque esa es la voluntad de los ciudadanos.
Es
que la voluntad de los ciudadanos no son sólo los que votan por uno,
sino la suma de todos.
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