Nací
para caminante. Me deshabito a cada paso que doy para ser pura
existencia. Soy el aire frío del invierno, aspiro profundo el
instante, dejo que el paisaje y yo nos asombremos, navego con mis
ojos el Rin, me fundo en el instante de luz o en la imagen escondida
en las sombras de los desnudos árboles, busco lo desconocido que
espera ser descubierto, doy rienda suelta a ese diálogo entre el
parque y mi alma, somos un diálogo sobre lo divino y humano, soy
observado por las bandadas de pájaros de la Rheinaue volando, soy el silencio que mira a los patos y los cisnes que nadan en los lagos, me veo en la gente trotando sus vidas o llevadas por
su perro de paseo. Sé que soy un momento que piensa la inmensidad,
ese todo de verdes que crecen hacia el cielo, de líquidos azules y
grises cantos de las nubes en movimiento. Soy un hombre en el
universo que regresa a la naturaleza para ser camino.
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