Quiero
creer que existe alguien que es
feliz, no con esa felicidad de las fotos de facebook, de las
vacaciones, de la fiesta de fin de año
ni del reencuentro con los compañeros
del colegio o de la reunión familiar en la finca del tío. No la
felicidad de las fotos, esa felicidad obligada de pertenecer a un
grupo. No, quiero la felicidad auténtica del que lo es aún solo
entre las cuatro paredes de su vida. Necesito que exista esa persona
feliz que yo no soy y nunca he conocido.
Quiero
creer que alguien no está solo en este mundo, que no sufre de esos
mínimos cuarenta días al año
que la vida nos condena a sentirnos solos. Necesito que exista.
Quiero
creer que hay alguien en este mundo que no lleva esa tristeza que yo
siento desde que pensé por primera vez, esa nostalgia de ser, esa
melancolía de existir, de no poder ser completamente feliz,
irremediblemente feliz.
Quiero
creer que alguien en este mundo aún me ama y no lo sé.
Quiero
creer que eres tú y que en cualquier momento doblarás la esquina en
que el amor que lleva toda la vida esperándote en mí te encontrará.
Quiero
creer que yo seré un día tu felicidad que tanto me hace falta.
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