Un
día, como si fuéramos Babel, amanecimos cada uno hablando un idioma de amor diferente.
Tu lengua no era mi lengua. No nos comprendíamos más.
Nos escuchábamos pero el amor ya no era nuestro idioma. Ahora cada uno hablaba otra lengua, los sueños volaban hacia otras tierras donde otra sería el idioma para amarse.
Nos escuchábamos pero el amor ya no era nuestro idioma. Ahora cada uno hablaba otra lengua, los sueños volaban hacia otras tierras donde otra sería el idioma para amarse.
Un día
amanecimos tan lejos, tan lejos que no nos alcanzó el amor para entendernos, y no dijimos nada, pues ya nada teníamos que
hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario