El
día que ella te mira y sabes sin razón aparente que con
ella puedes ser vulnerable, dejar que la ternura la envuelva,
sentirte triste y encontrar refugio entre sus brazos, ser como eres, no el príncipe azul, sino el mortal poeta que la adora, entonces la
tomas de la mano y le devuelves esa mirada y ves en sus ojos
que ella también siente que puede contigo ser vulnerable, tierna y
sentirse triste.
Ese día has encontrado la mujer que es para ti, con
la cual compartir el camino de la vida y de los sueños. Y ella ha encontrado en ti el hombre que es sólo para ella en la vida y en los sueños.
Ese día, ella
y tú comprenden sin necesidad de explicación alguna que, estén donde estén, estarán unidos por ese
sentimiento de pertenecerse el uno al otro, de no querer algo que no
pueda ser compartido y que aunque cada uno siga su vida, ya ésta
será de los dos.
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