Yo
amaba la vida -es decir, era inocente- hasta que descubrí que las
personas están hechas de mentiras, odios, miedos, de ganas de
joderse a los demás, de amargar al que no se puede defender, de
complejos de inferioridad, de ignorancia y de mezquindad.
Aunque
también hay bondad, generosidad, amor y entrega, estas virtudes no
saben defenderse, están a la merced de la buena voluntad de los
demás.
Sigo
amando la vida, pero lo hago a escondidas donde nadie sienta el
deseo de destruir mis sueños, porque ven que la vida me sonríe.
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