jueves, 31 de enero de 2013

Aparte de "Regreso a Sevilla"







Para ella que me amó siempre


Pero un día llega el amor que lo cambia todo -pensó Joshua ben Gabriel- hebreo de Sevilla, sentado frente a su tienda mientras miraba el atardecer a las puertas de la ciudad. Regresaba después de tantos años de vivir en Mallorca
.
Tenía 57 años y volvía a su tierra natal para esperar en paz el resto de su vida. Llevaba en el exilio tanto que ya no recordaba cómo era la ciudad, sólo la soñaba con esa nostalgia interminable de los que no pueden volver.

Era la hora en que la tierra se va a dormir y los que ven quedan ciegos y los que sueñan, ven. El susurro del viento soplando entre los olivares y los chopos lo acompañaba y los cantos de los que en las otras tiendas acampaban con él a la espera de la llegada del sol para entrar a la ciudad, a Sevilla, junto al Guadalquivir, puerto de los amores y la vida de su familia por siglos.

El azar es la flor de las sorpresas. No sabes qué pasará, pero sabes que algo pasará. Esa es la vida mía. La que he vivido desde que tengo memoria.

Al partir a Mallorca para aprender al lado de mis tíos el arte de los negocios, de las matemáticas y la poesía, tuve que dejar mi primer amor, a Ruth. Una bella niña de grandes ojos, sonrisa traviesa y el pelo del color de los atardeceres. Nunca le hablé, sólo la miraba desde lejos. La observaba con mi corazón latiendo con fuerza mientras ella brincaba y saltaba por el patio de nuestra casa y después corría hasta el de la suya que estaba al lado y que compartíamos pues su padre era primo lejano de mi padre. Habían llegado desde el norte de África en busca de mejores posibilidades de vida en la ciudad de Sevilla, a nuestra casa.

Joshua ben Gabriel se retiró a su tienda y pidió a su sirviente que le despertará antes del amanecer. La noche pasó rápido. Aunque varias veces se despertó por la expectativa del regreso. Cómo estaría su ciudad, esa calle donde creció, la casa de su padre y de sus antepasados. Estaría todavía el jardín donde Ruth jugaba mientras el un hombre joven leía los poemas de los grandes. Estarían las palmeras que lo habían acompañado en sus caminatas por el borde del río.
Qué mundo nuevo le esperaba al regresar de los recuerdos a la realidad.

Don Joshua es hora de levantarse. La aurora espera por usted, le dijo su sirviente mientras le servía el exquisito té traído desde la lejana India y comprado por su primo Samuel ben Gabriel en el puerto de Tánger. La noche estaba oscura y llena de estrellas. Buen presagio, pensó Joshua. Dios está con nosotros. Vuelvo a la ciudad de mi familia, a mis raíces, a mi tierra. Se sentó frente a la tienda y esperó con tranquilidad a que el cielo se empezara a teñir del tenue gris de la madrugada. Siempre se sentía agradecido con dios por el placer de disfrutar cada mañana del renacer de la luz. Un momento en que se rencontraba con la armonía de la vida. Respiró profundo. Quería abarcar con sus pulmones el universo que se presentaba ante él. El cielo iba contorneándose en el horizonte. Los animales ya estaban en plena actividad. Los trinos de los pájaros no cesaban. Se imaginaba que se hablaban los unos a los otros contándose las vicisitudes de la noche que no volvería. Porque todos los seres vivos sentimos y nos comunicamos.

En Mallorca, en casa de su tío, Abraham ben Neftalí, arrendador de impuestos del rey, se seguía estrictamente las leyes de la Halajá y se seguía hablando árabe andalusí y romance aljamiado en casa. Aunque la lengua de uso con los cristianos de la ciudad era romance.

Su sirviente, Abdul Hassan, era hijo de un esclavo musulmán de su tío comprado en un viaje a la isla de Mallorca por negocios de lana y aceite de oliva que con sus ganancias sirvió para comprar el arriendo de los impuestos de la ciudad.

La casa del tío era de grandes muros hacía la calle en el call de Palma cerca de la sinagoga. Hacia afuera no se notaba la riqueza de la familia de Abraham ben Neftalí. Lo primero que encontraba el visitante era el jardín lleno de flores y el sonido continuo del agua que brotaba de las fuentes. Un remanso de paz con vistas al mar.
Durante esos años de aprendizaje en casa de su tío, Joshua oyó las historias de las hambrunas y de las pobres cosechas de los campesinos, de la Peste Negra que diezmó el campo y las ciudades, de la migración de la gente en busca de mejor vida hacia las ciudades donde no tenían que servir de siervos de los caballeros y nobles que los explotaban, de las riquezas amasadas por algunos hebreos y que generaban relaciones muy tensas con el resto de miembros de la aljama y de los caballeros cristianos que perdían poder día a día. Poder que era ganado por las ciudades y por el propio rey.

Joshua escuchó a su tío contar la historia de José Pichón, Yusaph o Yuzaf, quien fue nombrado por Enrique II de Castilla almojarife y contador mayor de la ciudad y del arzobispo de Sevilla.

En la aljama muchos eran los que le tenían envidia y fue denunciado ante el rey, quien le evitó la cárcel mediante el pago de 40.000 doblones. Los hebreos estamos acostumbrados a comprar la libertad y la dignidad con dinero. Es el único idioma que entienden los cristianos.

Tras la muerte de Enrique II, en el año de 1379, el nuevo rey se coronó en Burgos, a donde acudió José Pichón como muchos otros de los más prominentes de nuestra comunidad, dado que también tendría lugar allí la subasta de los impuestos reales.
Algunos de ellos en representación de varias aljamas, se presentaron al rey en el día de la coronación, y explicándole que había entre ellos un malsín, es decir, un informante y traidor que merecía la muerte según las leyes de nuestra religión, obtuvieron de forma indirecta un albalácédula real, que permitía la muerte de los malsines, sin especificar el destinatario de tal condena.
Posteriormente, la delegación tomó esta orden, y junto con varios líderes de la comunidad, se presentaron a Fernán Martín, verdugo del rey. Este último no dudó en cumplir el mandato real y a una hora temprana del 21 de agosto 1379, se dirigió, junto con Don Zulema (Salomón) y Don Zag (Isaac), a la residencia de Pichón, que todavía estaba durmiendo. Tan pronto como apareció a la puerta, Fernán echó mano de él y, sin decir una palabra, lo degolló,según la costumbre establecida en el gobierno interno de la judería.
Al enterarse de la muerte de Pichón, el rey Juan I, enfurecido, mandó ejecutar públicamente a Zulema, a Zag y al rabino jefe de Burgos, que también estaba en la trama;así como también mandó cortar la mano derecha del alguacil mayor que había intervenido en ella; y le retiró a nuestra comunidad la potestad que hasta entonces había tenido de aplicar justicia de sangre entre nosotros.

Desde ese nefasto asesinato, la vida de la aljama de Sevilla se hizo cada vez más difícil y entre los cristianos aumentó el rechazo al “pueblo deicida”, como nos llamaban los más intolerantes de sus sacerdotes. La furia aumentó también por las malas cosechas, el hambre y la miseria en que muchos quedaron después de pagar los impuestos que parte de nosotros cobrábamos a nombre del rey. Sólo estábamos seguros detrás de los muros de nuestra aljama. Los prominentes de nosotros, acostumbrados ya por siglos de persecución y rechazo, empezaron a tomar ciertas medidas para evitar saqueos, robos, palizas y violaciones de nuestra gente. Muchos fueron enviados a las fincas en las afueras. Las mujeres no podían salir solas y los hombres procuraban salir de día y en grupos. Mis padres muy preocupados hicieron los preparativos y me enviaron a estudiar con mis tíos de Toledo. Corría el año de 1391.

Mientras desayunaba mirando el sol de la mañana y las aguas del Guadalquivir, supo que había llegado el momento: regresaba a ella, por ella después de tantos peligros, y su corazón se aceleró 

Foto: El Callejón de la Judería es una de las salidas del barrio de Santa Cruz, que comunica el barrio con el Patio de Banderas.


viernes, 25 de enero de 2013

José Luis Díaz-Granados, gran poeta del país de los poetas






Tengo la suerte de venir del país de los poetas. Y entre ellos está José Luis Díaz-Granados, sencillamete grande.



VOYEUR
Desde este poema deseante
-ojo de la cerradura 
mi ojo te está mirando
y tú siempre estás desnuda.

ESPÍA
Hay alguien espiando a través de mis cortinas,
por el cerrojo de mi angosta puerta,
detrás de la ventana, detrás del árbol viejo,
sobre el techo, bajo las tablas de mi alcoba
hay alguien que me espía, que devora mis lápices
pero también mis sueños, hay alguien que me quiere
y no me quiere; alguien espiando muerde mi desdicha.
Hace mucho tiempo he venido sintiendo esa presencia
y ya me he ido acostumbrando a su pesada sombra.
Me acompaña a la mesa, me prepara los tintos,
bebe a mi lado, duerme, se desvela,
y desde ahora conoce todos mis secretos.
Alguien que me espía está escribiendo estas líneas.


EL RAPTO DE MIS SUEÑOS
¿Dónde estoy? Yo despierto
y no encuentro mis cosas.
¿He perdido las llaves
que me inducen al vuelo?
No me encuentro en mis libros
ni veo mi propio espejo
ni la dolida mesa
de los papeles ciegos,
ni las voces de siempre
ni mis zumos terrestres.
No me palpo a mí mismo,
pero tampoco he muerto.
No encuentro mis fantasmas
ni veo mi geografía.
Solo capturo ahora
avenidas inéditas
y una calle sin rumbo
por donde yo me pierdo
sin mis ángeles vivos.
Yo despierto y me duele
el rapto de mis sueños.



Bien podemos decir que la palabra nace del cuerpo, de esta carne situada en su pasión.
La percepción se hace así poesía, tan solo al ser nombrada: “En este angosto espacio de
mi alcoba / está escrito tu cuerpo”. Tales suelen ser los mejores momentos de la poesía
de Díaz-Granados. Y según era previsible, el poeta intuye alguna vez que su lirismo
verdadero solo podrá surgir en libertad”.
JAIME MEJÍA DUQUE



José Luis Díaz-Granados nació en Santa Marta, Colombia, en 1946. Es escritor, poeta, novelista, periodista cultural y profesor universitario. Ha trabajado como funcionario y  Jefe de Divulgación del DANE del Departamento Administrativo Nacional de Estadística hasta 1981.
Ha sido comentarista bibliográfico de “Lecturas Dominicales”, suplemento literario de “El Tiempo”, asesor del Contralor de Bogotá, asesor cultural para la Feria Internacional del Libro.
Asimismo ha colaborado como redactor del Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina (DELAL), Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, Venezuela (1991) y como redactor de ensayos para la Colección “Guías de Lecturas”, de la Editorial Oveja Negra.  Asimismo fue miembro del Consejo Asesor para la Profesionalización del Artista, Ministerio de Educación Nacional desde 1991 hasta el año 2000.
Fue profesor de Literatura Colombiana en el Instituto Universitario de Historia de Colombia durante seis años.
Ha sido Presidente de la Casa Colombiana de Solidaridad con los Pueblos, de la Unión Nacional de Escritores (UNE) y del Instituto Cultural “León Tolstoi” y del Consejo Consultivo Mundial de la Unión Hispanoamericana de Escritores (2009).
También fue secretario de la Academia Hispanoamericana de Letras y Ciencias.
Ha colaborado como prelector y jurado en para el Premio Nacional de Novela, Ministerio de Cultura  y el Premio “Casa de las Américas”, La Habana, Cuba.
Como profesor impartió cursos de Técnicas Narrativas en el Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”, de La Habana, Cuba, fue profesor de la Cátedra “Octavio Paz” en la Maestría de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y profesor del Seminario de Autor Colombiano “Luis Vidales” en el Pregrado de Literatura de la Universidad Javeriana, así como instructor del Seminario “Leyendo a Neruda, Poeta del Siglo XX”.
Ejerció de presentador del programa de televisión “Ventana al Libro”, dirigido por Eligio García Márquez.
En 2008 fue escogido como Poeta Homenajeado del XVI Festival Internacional de Poesía de Bogotá.“


Tomado de escritores.org

jueves, 24 de enero de 2013

La primera vez




La miré y sentí algo dentro de mí que despertaba por primera vez. Sólo fue verla y la sangre se lleno de fuegos que me hacían cosquillas. Me quedé mirándola por el tiempo de una vida o por un instante. A los siete años no se entiende nada del tiempo ni de ese cosquilleo que nos producen las niñas cuando las miramos. Recuerdo que esa nueva e inesperada sensación me gustó, me gustó mucho.

Hoy, en mil lugares del mundo, un niño mirará por primera vez a una niña y los dos sentirán que se ahogan. Se pondrán colorados. No dirán nada, pero querrán volverse a ver. Habrán descubierto el amor.


A veces recuerdo con nostalgia al niño que un día fui y que descubrió hipnotizado el mundo de los libros. La maravillosa lectura. El vicio más bello de la vida. Ese mismo niño que de lejos miraba fascinado a las niñas y que ya nunca dejaría de adorarlas.

miércoles, 23 de enero de 2013

Climaco Soto Borda





"Si pública es la mujer 
que por puta es conocida, 
república viene a ser 
la puta más corrompida. 
Y siguiendo el parecer 
de esta lógica absoluta, 
todo aquel que se reputa 
de la República hijo, 
debe ser, a punto fijo, 
un grandísimo hijueputa. "

Clímaco Soto Borda




Clímaco Soto Borda fue un escritor, poeta, ensayista y cronista colombiano nacido el 22 de febrero de 1870 en Bogotá y fallecido el 18 de agosto de 1919, en esa misma ciudad.
Soto Borda vino al mundo después de la muerte de su padre, lo que lo llevó a vivir únicamente bajo la tutela de su madre. Su vida vio la luz en una casa situada frente al hospital San Juan de Dios. Al no haber registros de formación académica alguna en los testimonios dejados por sus conocidos ni en sus referencias a sí mismo se presume que fue un autodidacta.
Hizo parte de la generación de seguidores colombianos de los poetas malditos de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Desde joven se hizo famoso por la agudeza de sus perfiles de parlamentarios y ministros, consignados en su ópera prima, Siluetas parlamentarias.
Muchos de sus relatos y artículos fueron compilados en un volumen titulado Polvo y ceniza.
Su obra Diana Cazadora es una de las piezas quintaesénciales de la Bogotá de comienzos del siglo XX.
Utilizaba con frecuencia el seudónimo de Casimiro de la Barra para firmar su producción periodística. Algunos de sus textos más destacados aparecieron en el periódico El Espectador, en la sección denominada Cronistas propios.
Hizo parte del colectivo literario denominado La Gruta Simbólica, en donde utilizaba el sobrenombre de Cástor, para efectos de identificación en sus epigramas. Entre sus compañeros de cofradía, Soto Borda ganó justificada fama por sus capacidades como repentista, sus ya mencionados epigramas y sus observaciones agudas sobre el quehacer literario.
Fue colaborador regular de las publicaciones El Rayo X (de la que también fue fundador), El Carnaval, Oriente, El Sol y algunos otros periódicos de corte humorístico y satírico.
Hay quienes lo consideran el padre de la crónica periodística moderna en Colombia.
Dirigió y fundó, junto al poeta Carlos Villafañe, el periódico La Barra, en donde se hizo famoso por sus columnas, sencillas y ligeras, contrarias a la costumbre de editoriales rimbombantes impuesta por la prensa de aquel entonces.
Su vida bohemia lo convirtió, al final de sus días, en deudor moroso de cantinas y fondas. Su temperamento díscolo y un tanto descuidado le llevó a contraer una pulmonía a la que, según sus propias declaraciones, combatía bebiendo petróleo de las lámparas.
Dicha enfermedad se debió a su exposición a un aguacero a las 3 de la mañana, con el que se encontró al salir de una carpa caliente en el marco de la fiesta del vecindario obrero de Las Cruces, y fue la causa de su muerte, acontecida en la casa entonces marcada por el número 59 de la calle Quinta (nomenclatura antigua).

Biografía tomada de Wikipedia

viernes, 11 de enero de 2013

Mini elegía a la vejez



Si el inventor de la web, Tim Berners-Lee, tiene 57 años es lógico que a los viejos nos encante internet. Y si los Rolling Stones tienen casi 70 años, es obvio que nos gusta el rock. Y si las revoluciones existen desde siempre, es casi seguro que muchos seamos revolucionarios. Y si la última moda la determinan cincuentones y cincuentonas es natural que estemos de moda. 
Sin olvidar que somos los de la plata, las ideas y los cambios que rigen el mundo.