miércoles, 23 de enero de 2013

Climaco Soto Borda





"Si pública es la mujer 
que por puta es conocida, 
república viene a ser 
la puta más corrompida. 
Y siguiendo el parecer 
de esta lógica absoluta, 
todo aquel que se reputa 
de la República hijo, 
debe ser, a punto fijo, 
un grandísimo hijueputa. "

Clímaco Soto Borda




Clímaco Soto Borda fue un escritor, poeta, ensayista y cronista colombiano nacido el 22 de febrero de 1870 en Bogotá y fallecido el 18 de agosto de 1919, en esa misma ciudad.
Soto Borda vino al mundo después de la muerte de su padre, lo que lo llevó a vivir únicamente bajo la tutela de su madre. Su vida vio la luz en una casa situada frente al hospital San Juan de Dios. Al no haber registros de formación académica alguna en los testimonios dejados por sus conocidos ni en sus referencias a sí mismo se presume que fue un autodidacta.
Hizo parte de la generación de seguidores colombianos de los poetas malditos de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Desde joven se hizo famoso por la agudeza de sus perfiles de parlamentarios y ministros, consignados en su ópera prima, Siluetas parlamentarias.
Muchos de sus relatos y artículos fueron compilados en un volumen titulado Polvo y ceniza.
Su obra Diana Cazadora es una de las piezas quintaesénciales de la Bogotá de comienzos del siglo XX.
Utilizaba con frecuencia el seudónimo de Casimiro de la Barra para firmar su producción periodística. Algunos de sus textos más destacados aparecieron en el periódico El Espectador, en la sección denominada Cronistas propios.
Hizo parte del colectivo literario denominado La Gruta Simbólica, en donde utilizaba el sobrenombre de Cástor, para efectos de identificación en sus epigramas. Entre sus compañeros de cofradía, Soto Borda ganó justificada fama por sus capacidades como repentista, sus ya mencionados epigramas y sus observaciones agudas sobre el quehacer literario.
Fue colaborador regular de las publicaciones El Rayo X (de la que también fue fundador), El Carnaval, Oriente, El Sol y algunos otros periódicos de corte humorístico y satírico.
Hay quienes lo consideran el padre de la crónica periodística moderna en Colombia.
Dirigió y fundó, junto al poeta Carlos Villafañe, el periódico La Barra, en donde se hizo famoso por sus columnas, sencillas y ligeras, contrarias a la costumbre de editoriales rimbombantes impuesta por la prensa de aquel entonces.
Su vida bohemia lo convirtió, al final de sus días, en deudor moroso de cantinas y fondas. Su temperamento díscolo y un tanto descuidado le llevó a contraer una pulmonía a la que, según sus propias declaraciones, combatía bebiendo petróleo de las lámparas.
Dicha enfermedad se debió a su exposición a un aguacero a las 3 de la mañana, con el que se encontró al salir de una carpa caliente en el marco de la fiesta del vecindario obrero de Las Cruces, y fue la causa de su muerte, acontecida en la casa entonces marcada por el número 59 de la calle Quinta (nomenclatura antigua).

Biografía tomada de Wikipedia

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