lunes, 29 de junio de 2015

Los disfraces de la vida


Vivimos disfrazados y disfrazados morimos. De cuando en cuando logramos ser nosotros y al fin ser. Pero sin disfraz no sale nadie a la calle. La calle exige disfraz.

En Bogotá me disfracé por primera vez a los cuatro años de alumno de colegio. Disfraz que me acompañó hasta el día de la graduación. Con ese disfraz llevé vidas paralelas entre el aburrido aprendiz de idiomas imposibles, pasando por el de silencioso alumno que dormía con los ojos abiertos hasta el de amigo de mis amigos, donde podía quitarme el disfraz y ser yo.
La amistad es lo mejor que me dejó el colegio.

Luego me disfracé de estudiante de arquitectura y de derecho. Descubrí que copiar era una forma de crear y de llegar al éxito y que el delito era la línea más corta entre la codicia y la riqueza. Ya entonces noté que no me gustaban los disfraces.

Para ganarme la vida me he disfrazado mil veces; y mil veces he detestado ese disfraz. Ganarse la vida es irremediable y jartísimo.
Hubiera sido mejor y más feliz si hubiera tenido la semana para vivir y los fines de semana para disfrazarme de trabajador.

El disfraz de publicista fue el más divertido y contradictorio. Nunca pensé que sería sumo sacerdote del consumismo. Debo reconocer que fui feliz inventando universos de ideas e imágenes para satisfacer las necesidades que les habíamos creado a los consumidores explotando sus miedos, sus dudas y su confianza.
Era un pequeño dios de las pompas de jabón. Pude sentir la necesidad de la gente por creer en algo, de sentirse protegidos por una mentira. De esos miedos que llevamos dentro es que nacen todas las violencias.

Necesitamos ser engañados para poder vivir. Así sepamos que todo es mentira. Ese es la razón por la cual adoramos los disfraces. Queremos ser ese otro que somos en los sueños.

Con los años me cansé de vivir disfrazado de exitoso, de niño bien, de asesor de imagen, de estratega de mercadeo, de ser lo que no soy. Y dejé todo. Boté los disfraces de mi vida y me lancé a encontrarme. De tanto disfrazarme no sabía quién era o qué quería. Ser uno mismo es lo más difícil que hay. Hay que romper con todos y mantenerse al lado de uno. No es fácil. Cada vez que me encontraba con otro mi reflejo era ponerme una máscara. Disfrazarme. Poco a poco, me atreví a decirme quien era y que quería. Me descubrí. Me vi al espejo de la realidad y me gusté.

Ahora me disfrazo poco. Aunque me disfrazo como todos. Cada vez logro que el disfraz se parezca más a mí.

Hoy, en un jueves de otoño, la ciudad vestida de dorado y de frío azul en la mitad de noviembre, vivo en una ciudad disfrazada de exitosa y cosmopolita. Bonn, el pueblo grande con ínfulas de ciudad. Y también sé que un día volveré a disfrazarme.

Aprovecho el día, ahora que puedo, para ser ese yo que soy cada mañana de la semana cuando no estoy de viaje o de trabajo o ganándome la vida, disfraces irremediables, que tengo que usar para poder ser entre los otros. Pero ahora soy el que soy sin maquillaje ni pretensiones: piyama, café, croasán y nada más, nada de disfraz, para leer de nuevo poesía, y dejo que la magia de las palabras del poema de Fernando Denis „Beatriz“ me envuelva:

Hay tanto amor en cada cosa que veo,
en cada cosa invisible.
Enamorarse es ver lo que los otros no ven.
¿Cómo es posible que todos pasen
junto a ti
como si no te vieran
y yo me detengo a mirarte
para siempre?
¿Qué cosa ocurre en los demás que a mí
me falta para olvidarte?“

Miro los días de mi vida y sé que nos disfrazamos, porque tenemos miedo. 

domingo, 28 de junio de 2015

El discurso de Alexis Tsipras del 27 de junio de 2015 (Traducido):

El histórico discurso de Alexis Tsipras (Traducido):
COMPATRIOTAS GRIEGOS,
Desde hace ya seis meses, el gobierno griego ha estado librando una batalla en condiciones de asfixia económica sin precedentes, con el fin de implementar el mandato que el pueblo nos legó el 25 de enero.
El objetivo por el que estábamos negociando con nuestros socios era poner fin a la austeridad, y permitir así que la prosperidad y la justicia social regresaran a nuestro país.
Era una propuesta por un acuerdo sustentable que respetara tanto la democracia como las leyes comúnes de Europa, y que nos condujera finalmente a una salida de la crisis.
A lo largo de este período de negociaciones, se nos ha pedido implementar los acuerdos pactados por los anteriores gobiernos mediante los Memorandums, a pesar de que estos fueran categóricamente condenados por el pueblo griego en las recientes elecciones.
Sin embargo, ni por un momento pensamos en rendirnos y traicionar vuestra confiaza.
Desafortunadamente, luego de cinco meses de duras negociaciones, nuestros socios han emitido en el Eurogrupo de antes de ayer un ultimatum a la democracia griega y a su pueblo.
Un ultimatum que es contrario a los principios fundacionales y a los valores de Europa, los valores de nuestro proyecto común europeo.
Han demandado que el gobierno griego acepte una propuesta que suma una nueva carga insostenible sobre el pueblo griego y que socava la recuperación de la sociedad y la economía griega. Una propuesta que no sólo perpetúa el estado de incertidumbre, sino que acentúa aún más las desigualdades sociales.
La propuesta de las instituciones incluye: Medidas que conducen a una mayor desregularización del mercado laboral, recortes en las pensiones, más reducciones en los salarios del sector público y un incremento en el IVA de alimentos, restaurants y turismo, mientras que elimina las exenciones tributarias de las islas griegas.
Estas propuestas violan directamente los derechos sociales y fundamentales de Europa: Demuestran que respecto al trabajo, la igualdad y la dignidad, en la mira de algunos de los socios e instituciones no existe un acuerdo viable y beneficioso para todas las partes, que no sea la humillación de todo el pueblo griego.
Estas propuestas principalmente destacan las insistencia del FMI en una austeridad severa y disciplinaria, y hacen más oportuna que nunca la necesidad de que las principales potencias europeas aprovechen el momento y lleven a cabo iniciativas que de una vez por todas pongan un final definitivo a la crisis de la deuda soberana en Grecia, una crisis que afecta a otros países europeos y que amenaza el futuro mismo de la integración regional.
COMPATRIOTAS GRIEGOS,
Ahora mismo descansa sobre nuestros hombros la responsabilidad histórica frente a las luchas y sacrificios del pueblo griego para la consolidación de la democracia y soberanía nacional. La responsabilidad por el futuro de nuestro país.
Y esta responsabilidad requiere que respondamos al ultimatum en base a la voluntad soberana del pueblo griego.
Hace poco tiempo, en una reunión de gabinete, sugerí la organización de un referendum para que el pueblo griego pudiera decidir de una manera soberana.
La sugerencia fue aceptada unánimemente.
Mañana, la Cámara de representantes será convocada de urgencia para ratificar la propuesta del gabinete de cara a un referendum el próximo domingo, 5 de julio, sobre la consulta de aceptar o rechazar la oferta de las instituciones.
Ya he informado de mi decisión al Presidente de Francia y a la Canciller de Alemania, al presidende del BCE, y mañana mi misiva le pedirá a los líderes de la UE y las instituciones extender por algunos días el actual programa de liquidez, para que el pueblo griego pueda decidir libre de cualquier tipo de presión o chantaje, como es requerido por la Constitución de nuestro país y por la tradición democrática de Europa.
COMPATRIOTAS GRIEGOS,
Ante el chantaje del ultimatum, que nos exige aceptar una severa y denigrante austeridad sin fin y sin ninguna expectativa de recuperación social y económica, os pido que respondaís de manera orgullosa y soberana, como la historia del pueblo griego lo demanda.
Ante el autoritarismo y la austeridad inflexible, responderemos con democracia, en calma y decisivamente.
Grecia, la cuna de la democracia, enviará una respuesta democrática resonante a Europa y a todo el mundo.
Estoy personalmente comprometido a respetar el resultado de vuestra elección democrática, cualquiera que sea.
Y estoy absolutamente convencido de que vuestra decisión honrará la historía de nuestro país y enviará un mensaje de dignidad al mundo.
En estos momentos críticos, todos debemos recordar que Europa es el hogar común de los pueblos. En Europa no existen dueños e invitados.
Grecia es y seguirá siendo una parte integral de Europa, así como Europa es una parte integral de Grecia. Pero sin democracia, Europa será una Europa sin identidad y sin rumbo.
Os invito a todos a demostrar unidad nacional y calma para optar por la decisión correcta.
Por nosotros, por las futuras generaciones, por la historia de los griegos.
Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo.

Atenas, 27 de junio, 1 am.

viernes, 26 de junio de 2015

La vida que llevo


Siempre estoy dejando la vida que llevo. Voy de un yo a otro en busca de mí. Hasta ahora no me he encontrado del todo. Siempre ha  faltado alguien. Aún busco a ese que sería mi yo perfecto, mi mejor yo. Mientras tanto sigo de paso por entre ese que fui, ese que soy y ese que seré.
Solo sé que me estaré buscando hasta encontrarte. 

miércoles, 24 de junio de 2015

A punto de cumplir los sesenta años los recuerdos vienen a mí (2)

Segundo recuerdo

El destino de papá era ser marino. A los diecisiete años entró a la Escuela Naval de Cartagena de Indias. Allí fue cadete. En 1946 se fundó la Flota Mercante Grancolombiana con Venezuela, Ecuador y Colombia como socios. Papá decidió salirse de la Escuela y entrar a la Flota donde fue uno de los primeros oficiales de ésta. Allí pasó un par de años. Pero papá tenía el sueño de tener una finca como las muchas que tuvo mi abuelo. Así que se retiró y compró unos lotes en Lijacá para hacer una granja agrícola. De Estados Unidos había traído una casa prefabricada de aluminio, donde yo pasé mi primera infancia.

Lijacá era en ese entonces campo abierto. Había un par de casas regadas, carreteras sin asfaltar, una casita de novicias con un muro de piedra donde crecían moras silvestres, la fábrica de American Pipe, un gallego que me daba miedo, Mariño, vivía en una casa que tenía un par de perales enfrente y vivían también mis tías Amalia y Carolina con sus familias, una prima de mamá, Consuelo de Santamaría, con su esposo Eduardo que tenía una pista de carritos que me fascinaba y sus hijas, y Josefina y Pablo Campuzano, tíos de mamá que vivián en una casa que para mí era una mansión y donde se servía el agua y se comía con cubiertos y vasos de plata .

Con Pachín, mi primo, fuimos los mejores amigos. Jugábamos con carritos, a los vaqueros, montábamos en burro, caminábamos por entre las chambas, cazábamos sapos y cucarrones, subíamos al monte, nos perdíamos entre los maizales y hacíamos pruebas de valor al acostarnos cerca de la carrilera y esperábamos a que pasara el tren junto a nosotros. El ruido era fuertísimo y la tierra temblaba. Nosotros cerrábamos los ojos, pero nunca nos movíamos del sitio. Teníamos un amigo que se llamaba Juan Miguel, que vivía con sus papás que nos parecían viejísimos, el papá era pintor y los tres eran muy queridos. Como no teníamos televisión los sábados nos quedábamos en su casa hasta las seis de la tarde para ver el Circo Internacional que nos encantaba. Pachín tenía bicicleta y yo no. Así que cuando salíamos con los amigos a montar en bicicleta a mí me tocaba correr detrás de ellos. Aunque monté mucho en cicla. Me tocaba pedirla prestada todo el tiempo. Ahora que recuerdo sí tuve una bicicleta verde que era muy chiquita y por eso ya no la usaba. Tengo una imagen de montar esa cicla en una tarde gris, fría y lluviosa cerca de la casa en la carretera que iba de la American Pipe a la parada de los buses. La Sabana de Bogotá era fría, lluviosa y de un verde profundo cobijada por montes.

Lijacá era silvestre, pero maravilloso para un niño. Allí fui feliz. En los galpones había gallinas e incubadoras. Me veo junto a papá y mamá pesando y limpiando huevos que papá después llevaba a las panaderías en una camioneta Chevrolet verde de esas que ahora son tan chic. Pero el negocio no funcionó y papá regresó a la Flota Mercante donde estuvo hasta que se jubiló. Papá conoce todo el mundo, los puertos, los mares y sus gentes. Fue un capitán muy respetado y querido por su tripulación. Aún después de tantos años los que trabajaron bajo sus órdenes le escriben recordando lo mucho que aprendieron con él.

Mamá se quedó con mi hermana y conmigo en Lijacá. Recuerdo que recibíamos cartas de papá y que le escribíamos cartas con un dibujo. Había un niño de doce años, que vivía cerca y que le ayudaba a mamá por la tarde y hacía los mandados y que nos acompañaba al colegio, el chino Jorge. Mi primer héroe, mi admiración. Me parecía que todo lo podía. Leía los cuentos del Santo, el Enmascarado de Plata, y con el hermano hacían combates de lucha libre con máscaras. Montaba en cicla y nos invitaba a comer salchichón. Me contaba historias y yo andaba con él siempre que podía. Cuando mamá se iba a Bogotá con mi hermana, yo prefería quedarme con él. Oíamos Radio Quince, que pasaba música de última moda: twist y rock. Alfonso Lizarazo era el disc jockey, si mi memoria no me falla.

Al colegio íbamos en el bus Lijacá oyendo rancheras a todo volumen en Radio Metropolitana o con el carro del tío Pacho. Era un Hudson viejísimo y que no le gustaba arrancar. Había que hacer fuerza durante todo el viaje para que no tuviéramos que parar, porque luego no arrancaba. Cuando ya llegábamos al colegio era el alivio total.
Con papá hacía luchas que después yo también haría con mi hijo. Maravillosas luchas en que yo le ganaba a papá después de grandes esfuerzos así como mi hijo muchos años después me ganaría a mí. Tengo la suerte de ser amado sin límites por papá, a quien y siempre vi y veo como un hombre magnífico. Perfecto.

En ese tiempo empezamos a viajar a Cartagena, Barranquilla, Santa Marta y Buenaventura con alguna frecuencia a visitar a papá cuando estaba en puerto. Salvo helicóptero, he montado en todo tipo de aviones: avionetas Piper, aviones DC3, DC 4, Constellation y jets de todo tipo. He volado con pilotos que una semana después se mataban en accidentes. Recuerdo un vuelo entre Cali y Buenaventura por el cañon del río Dagua en que el piloto acercaba la avioneta a los montes en busca de un accidentado. Un vuelo de vértigo.
En Lijacá supe que había una crisis en Cuba y que los comunstas nos iban a invadir, que a Kennedy lo asesinaron en Dallas.

En las noches de Lijacá, antes de acostarnos, mamá nos leía cuentos de diferentes partes del mundo. Sé que en esas noches comenzó mi fascinación por los libros.

Lijacá era madrugar al colegio, era bañarse a totumazos porque no había agua caliente y había que calentarla, era no tener teléfono, televisión ni luz, era esperar por la noche en Usaquén cansado, con hambre y ganas de ir al baño, un bus repleto que nos llevara a la casa, era hacer el mercado en el Carrulla de la 85 y después, qué dicha, coger taxi a Lijacá en vez de bus, era los domingos cuando íbamos a misa al colegio de las monjas pasar con mi hermana y mis primos frente a la casa de Pablo Campuzano de puntillas para que no nos viera, pero obvio que nos veía y nos gritaba que si no íbamos a saludar, era la misa en latín y nosotros repitiendo los gestos del cura y diciendo privados de la risa Bovinus Vobiscum, era regresar a casa en la buseta del colegio de las monjas que nos recogía en el apartamento de mis abuelos en la 72, era ir a Alpina los domingos con azúcar para comer yogurt, era el matinal en el María Luisa con las meliizas, o el domingo el matineé en el San Carlos, era ir al Campín con mi tío Santiago a ver jugar al Santafé, era mi hermana y yo siempre juntos. Y mis primos y jugar, jugar para vivir y vivir para jugar.

Lijacá está grabado en mi memoria como un tiempo feliz. 

martes, 23 de junio de 2015

Amar y ser amado



Hay personas que uno nace ya amando. Hay otras que uno ha amado desde que tiene memoria. 
Las hay también que uno ama desde que nacen. Otras que al verlas por primera vez uno las empieza a amar. 
 Hay personas que nos aman sin medida y a pesar de todo. 
 Y siempre hay una persona que nos ama de tal manera que hace que cada vez que nos mira el universo parezca detenerse. 

lunes, 22 de junio de 2015

A punto de cumplir sesenta años vienen a mi los recuerdos (1)

Primer recuerdo

El primer recuerdo que tengo es del gran susto de mi familia y mío en la casa de mis abuelos en Teusaquillo, en la calle 62 con carrera 19. Era una casa de dos pisos pintada de azul claro con aire de arquitectura del Bauhaus. En la esquina de enfrente había una tienda de esas de antes con costales de papa y medio sucia donde vendían las gaseosas más ricas del mundo: la Kiss de uva y la de limón. La última vez que probé una Kiss fue en el cine de El Lago en los tiempos en que estudiaba arquitectura en los Andes e íbamos a cine los fines de semana con Claudia Camacho, Patricia Calderón, con quien me casé, y Ricardo Uribe, mi mejor amigo.

Cuando pienso en esa casa vienen a mi memoria nombres y apellidos que mamá nombraba cuando nos hablaba de su vida: Cecilia Fajardo, su amiga de toda la vida, que vivía en la casa de al lado y que luego se casó con Jorge Zalamea, el hijo del poeta, de los Arbelaéz, de los Gutiérrez y de las Pachón. También vienen a mi memoria los amigos de la Quinta Mutis de mi tío Santiago y recuerdo a la tía abuela Nuna, Carolina Peña Cuevas, que estaba casada con Don Coy, Roberto Alford Sayer, y vivían en una casa frente al Colegio del Rosario en la 63 con 24.


Una noche en que se fue la luz y mi tía Amalia se estaba arreglando en el baño para ir a una fiesta y mamá la acompañaba, yo, que tendría dos años y pico, quería estar con ellas a toda costa. Así que tuvieron que dejarme entrar y me senté al lado de Amalia, quien había puesto una vela en el lavamanos para poderse ver en el espejo. No se dieron cuenta de que la vela estaba debajo de esa repisa de vidrio que solían tener los baños de antes. De pronto el vidrio de la repisa se reventó y un pedacito de vidrio me cayó en un ojo. Yo lloraba mucho y no paraba de hacerlo, porque me estaba saliendo sangre del ojo. Todos estaban muy afanados. El más preocupado era papá. Solo recuerdo que yo lloraba y tenía miedo. Después no recuerdo nada más de ese primer susto que se quedó grabado en mi memoria. 

domingo, 21 de junio de 2015

Ese instante de los dos


El ayer es pasado. Recuerdo. Memoria. Quizá sólo un sueño. Pero hay un instante de ese pasado que sigue presente. Que está conmigo, que vive conmigo, que es parte de mí, que forma parte de mi presente.

Ese instante en que me miraste, en que me dijiste con la mirada cuanto me amabas y que en tus ojos vi que sabías cuanto te amaba.

Cuando me siento solo o triste y también cuando estoy bien o la vida me sonríe, a veces me veo en ese instante que sigue conmigo, ese instante de los dos. Contigo supe que la vida podía ser soñada.

El ayer ya no es, pero tú sigues en mi recuerdo como un instante perfecto. 

sábado, 13 de junio de 2015

Declaración de amor



Te amo sin límites, sin condiciones, siempre. Te amo en la tristeza, en la soledad, en el silencio, en la distancia. Te amo de día y de noche, en las cuatro estaciones del año. Te amo, porque quiero, porque necesito amarte. Te amo desde que te vi. Te adamo...siempre. 

Aún hoy quisiera adorarte





Ya hace años que no estás conmigo y sin embargo hay tardes en que me adentro por los caminos del tiempo y te hablo de mis sueños, de los nuevos poemas que he escrito, de la gente que pasa por mi vida y hasta me pregunto qué río cruza tu memoria y si en él aún navego yo.

Es difícil dejar ir un recuerdo, un atisbo de felicidad cuando estoy bajo esta catedral de árboles, ramas y hojas que se forma a mí paso por los recodos de este bosque. Sigues en mi memoria. Por momentos mi universo es sólo tuyo. Contemplo los recuerdos que hacen una bóveda celestial en mi mente con tu risa, tu mirada y tus te quiero. El aire canta tu nombre, que fluye por mis venas llenando de música mis espacios. La vida se detiene en nosotros por un instante y suspira.


Aún hoy quisiera adorarte como cuando el verano llegaba hasta mi orilla y me empapaba de amor, de ti. Pero siento como el tiempo se deshace lento con los recuerdos y me aleja...me aleja de ti y me lleva con él hacia la nada.