jueves, 30 de octubre de 2014

Preguntas sobre la educación

Qué define la calidad y el nivel de un colegio. Depende de qué esperamos de la educación. ¿Qué esperamos de la educación?

¿Para qué mandamos a nuestros hijos al colegio? ¿Para que tengan un grado? ¿Para que aprendan? ¿Para ser mejores personas?¿Por ser obligatorio?

¿Sirve el colegio para algo?

¿Por qué en la época en que más deben moverse los niños se les obliga estar horas sentados, quietos y atentos?

¿Debe el niño adaptarse al colegio o el colegio al niño?

¿Forma el colegio individuos pensantes o masas adaptadas y funcionales?

¿Quién decide que se enseña en el colegio y por qué eso es mejor que otras cosas que no se enseñan?

¿Por qué creemos que los colegios tal como son están bien? ¿No deberían ser diferentes como lo somos todos?


¿Las notas de los alumnos muestran la capacidad del alumno o la incapacidad del maestro?

¿Sirven las notas para motivar al alumno o para discriminarlo?

¿Qué es ser un buen alumno y quién lo decide y con qué criterios?

¿Tiene acaso alguien tal cantidad de cualidades y virtudes como para juzgar quién es un buen o un mal alumno?

¿Debe el colegio dividir a los alumnos entre buenos, regulares y malos?

¿Debe el colegio educar para vivir mejor o para servir a otros mejor?

¿Es el colegio un semillero de personas libres y pensantes o de ciudadanos adaptados?


¿Por qué se castiga a un niño a perder el año y al maestro de ese niño no?

miércoles, 29 de octubre de 2014

Si volviera a nacer



Si volviera a nacer quisiera ser de los que son felices entre los árboles. Disfrutar del bosque, de su ruidoso silencio. Oler la madera, las hojas, la tierra húmeda. Saber que envejezco bajo los árboles, envejecer contemplándolos. Vivir en un bosque junto a una quebrada donde durante el verano pueda nadar y luego recostarme en la hierba a asolearme desnudo. Observar las ardillas, los conejos, los lobos y los alces habitando el bosque. Envidiar el vuelo de los pájaros y la gracia de los peces al nadar. Comer fresas y moras. Bañarme bajo una cascada de agua cristalina. Tiritar de frío y de alegría. Comparar en el otoño de la vida las arrugas que nos ha dejado el tiempo que no cesa de pasar entre nuestras ramas. 
Si he de morir algún día quiero hacerlo mirando las ramas de los árboles que procuran esconderme de ese cielo al que nunca volveré. 
Pero si volviera a nacer, quisiera ser un habitante del bosque. 

Tus manos





Esa  ternura de tus manos que no dudaron en descubrir cada rincón de mi geografía. Esas conquistadoras que se enredaban en mi pelo, esas suaves manos devoradoras de todos mis deseos. Esas insaciables manos que llevabas tan sin darle importancia por mis piernas hasta llegar al cielo. Esas manos redentoras que en las noches me encendían como una feria de verano y me dejaban exhausto al borde del abismo de tu cama. Esas manos que nunca le dijeron que no al amor, ¿qué será de ellas ahora que yo no existo?

La espera








"El tiempo es la distancia más larga entre dos lugares". Tennessee Williams



Al sentarse y encender la luz se dio cuenta de que todo seguía igual. El mismo desorden de siempre: los libros amontonados a lado y lado del teclado, papeles de apuntes rojos, azules naranjas tirados al azar, tres esferos plásticos, dos lápices y una mancha de café sobre el escritorio permanecían inertes. Tal vez, esperando su regreso. Una ligera capa de polvo cubría todo. Todo seguía igual aparentemente. Hasta el mal humor que lo acompañaba después de tantos años. Ahí seguía ese papel en blanco, amarillo por el paso de los sueños y los años, que tenía preparado para cuando el amor llegara, para ese instante en que ella entrara en su vida y se quedara, y él pudiera escribir el más bello poema de amor. Suspiró, se agarró con angustia del borde del escritorio, se recostó en la vieja silla de mimbre que tantos sueños y tristezas guardaba en su desmemoriado silencio, y lloró. Lloró por los años perdidos de la espera.

domingo, 26 de octubre de 2014

30 tuits



José Vicente Guzmán (Bogotá, Colombia, 1955) Poeta y publicista. Vive desde el 2000 en Alemania.
Ha publicado los libros de poesía „Poemas de un extranjero“ y „Poemas de Adamar“.

Twitter @GuzmanJoseVicen


1.Lo único que tenemos es tiempo. Somos tiempo. Nada más.
2.Un NO no se le niega a nadie.
3.No hay nada más aterrador que despertarse y que todo siga igual.
4.Ahora sé que la próxima vez que sea feliz me las tendré que arreglar sin ti.
5.Me pregunto ¿dónde compra la gente esas absurdas inseguridades que marcan su vida?
6.Poesía es percibir que, aún estando solos, somos soledades enamoradas. 
7.Siempre es lo mismo: la muerte sólo se digna a aparecer en el último momento.
10.Después de la tempestad viene la cama.
11.Pecado sería no pecar contigo.
12.Eso de la belleza interior son pendejadas para consolar feos.
13.Vivir es el viaje más solitario que hacemos.
14.La mejor buena educación es enseñar a pensar, a creer en sí mismo y, sobre todo, a dudar de lo que piensan, dicen y escriben los demás.
15.Nadie sabe con la sed que otro ama.
16.Hay errores que nunca me canso de repetir.
17.Señor, perdona al amor porque no sabe lo que nos hace.
18.Qué lenta y constante es la paliza que nos da la vida y a la que nosotros nos oponemos con todos nuestros sueños como única defensa.
19.Suena muy bonito eso de trabajar en lo que nos gusta. La realidad es que casi nadie lo puede hacer.
20.No me da la gana aprender a vivir sin ti.
21.Aquí vinimos a morir. De este lugar llamado mundo nadie ha salido ni saldrá vivo.
22.A los músicos hay que calificarlos con notas.
23.No entiendo cómo hace la gente para andar tan tranquila, si de este mundo nadie ha salido vivo.
24.Un día recordarás que nunca fuiste tan hermosa como en mi mirada.
25.Confieso que muchas veces la música me ha salvado de morir en el fondo de la tristeza.
26.Puedo escribir los tuits más tristes esta noche.
27.Si ya toca arrepentirse, que sea por lo que uno hizo y no por lo que no hizo.
28.Todo lo que necesitamos es todo.
29.El medio es el masaje.

30.Sueño para entender la realidad. 

viernes, 17 de octubre de 2014

El cielo y tú




Un día me dijiste que eras feliz para poder llegar al cielo. Y cuando decías el cielo no te referías a la vida después de la muerte o a un dios o a una religión. Te referías a ese estado de amor y plenitud contigo misma que era lo tuyo, lo más tuyo, lo que yo más amaba de ti

Incesantemente tu cielo se convertía en mi cielo.
Eras bella para mí. Eras ternura para mí, eras amor para mí.

Te adoraba porque eras feliz y compartías conmigo ese don de vivir la vida a plenitud. Nada contigo era imposible. Bastaba con que me miraras y ya todo sucedía por encanto. Nunca me aburrí a tu lado. Nunca me cansé de ti. Nunca me quería alejar de ti. Nunca pensé que ese cielo que eras tú un día lo perdería.

lunes, 13 de octubre de 2014

Un poema de Joshua ben Gabriel



Amarla siempre,
callar siempre ese amor
para no morir
sin morir.
Amarla en silencio
agonizando de amor.
Quererle decir mil veces
que la ama
y sólo callar,
para no morir
por su silencio.“



Joshua ben Gabriel, poeta judío de Sevilla, 1391

domingo, 12 de octubre de 2014

Seguía enamorado





Seguía enamorado
a pesar de que ella era
sólo un recuerdo,
un olvido maravilloso
en mi memoria.


Pero por más amor a ella, nunca logro del todo saber qué siente. El amor nos atrae, pero no nos convierte ni en sabios ni en adivinos. Vamos como ciegos acercándonos al otro, intuyéndolo, imaginándolo, descubriendo un ser que a cada instante es distinto. Amamos, pero no somos el otro. Ni siquiera logro comprender bien lo que siento cuando llamo a esta fuerza irresistible que me arrastra a ella, amor. El amor se basa en una certeza, en la fe que ponemos en que el otro de una manera que no comprendemos se ha acercado tanto a nosotros que también siente con nosotros el fuego, el hielo y las emociones que todo el tiempo nos están embargando cuando el otro es parte nuestra. Este amor mío, que siento como amor nuestro, es una atracción tan fuerte, un llamado del otro permanente, una necesidad del otro que no se sacia, que no termina, que crece con la ausencia y en la presencia. Este amor nuestro que no claudica, que siempre está cambiando como nosotros. Porque de la ella y de ese yo que un día fuimos, ya no queda nada, somos otros iguales y distintos, pero el amor continúa. Nuestro amor como nosotros es un superviviente. Se aferra a los dos, nos busca y nos llama. Pero por más que nunca sabré del todo cómo es ella, lo mío por ella es amor.